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¿Sólo los profesionales del arte nos pueden ayudar?
A veces, la iniciativa más sencilla es la que mayores resultados puede ofrecer: más allá del marchante de arte clásico hay personas que aman el arte y que pueden hablar de tus trabajos a todos sus conocidos; a un nivel práctico te va a beneficiar mucho más trabajar estas relaciones que esperar desde el sofá de casa a que te llame un marchante de arte alemán.
La figura del marchante de arte
Yo a veces he vendido cuadros de la manera más simple: por ejemplo gracias a la ayuda de personas que creían en mi trabajo, que me han comprado y que han hablado de mi trabajo a terceros (incluso algunos de ellos me han abierto puertas en el mercado estadounidense), pero también gracias a la ayuda de muchos otros marchands improvisados con los que he tenido una buena relación: los dueños o los trabajadores de los hoteles y los restaurantes en los que he expuesto, así como recepcionistas de centros públicos en los que también he expuesto, amigos de amigos…
En este video hablo de cómo me convertí en marchante de mi propio arte:
Las personas sensibles no son solamente las que se dedican a mover el arte a nivel profesional. Hay bastantes personas sensibles a las que les interesa el arte o les puede llegar a interesar. Si encontramos diversos canales para mover las obras, las personas sensibles que desean verlas y, en última instancia, pagar por ellas, irán apareciendo solas.
Vale la pena ofrecer rangos de precios variados y servir a muchas personas de manera constante, teniendo múltiples vías para poner nuestros talentos al servicio de los demás (y a la vez múltiples vías de ingreso). La vida se escapa mientras esperamos la oportunidad de oro de un marchante de arte
Por mi experiencia, puedo asegurar que vale la pena abrir las puertas tanto como se pueda. Uno de los problemas que he detectado entre la gente de a pie y el sector artístico, y que deriva en una falta de comunicación latente, ha sido que en muchas ocasiones existe la idea de que lo que hacemos es para cuatro personas muy concretas. Eso es nocivo y lo único que hace es poner puertas al arte. Hay una considerable cantidad de personas que tiene sensibilidad y que desea invertir su tiempo libre en adentrarse en el arte a todos los niveles.
Los amantes del arte
Es verdad que las personas interesadas en el arte no son tan multitudinarias como las interesadas en el fútbol o en la prensa rosa, pero es un público fiel y cercano. Puede ser que un día conozcas a alguien con quien os caigáis muy bien y te compre algo que tú vendas y que nunca se habría planteado comprar si no te conociera a ti. Lo mismo al revés, tal vez esa persona vende zapatos y, aunque tú tienes una zapatería de confianza de toda la vida, algún día le acabarás comprando a tu nueva amistad

Si apostamos por vivir el arte a pie de calle, de una manera sencilla y práctica y sin subestimar los gustos de nadie, seguramente podremos bajar de las nubes, vivir sorpresas con muchas personas y tener ventas de manera más frecuente.
A cualquiera la puede interesar el arte, y pagará por nuestras obras igual que paga por el pan que come cada día o por otras cosas que forman parte de su día a día, y que le son útiles porque le aportan un beneficio.
Si te ha gustado este artículo sobre otra visión del marchante de arte, seguro que te gustará este: La buena fama y el trabajo artístico de calidad